MIÉRCOLES SANTO DÍA DE PROCESIÓN DEL NAZARENO DE SAN PABLO.
Desde tiempos de la colonia el
pueblo venezolano le hace promesas a la venerada imagen del
Nazareno de San Pablo, en la Basílica de Santa Teresa, a cambio de sus
favores, de sus milagros, su misericordia, su perdón... y desde muy
temprano le paga acompañándolo para partir en procesión cada miércoles
santo.
Una vez iniciada la Semana Santa,
el Nazareno de San Pablo saldrá hoy en procesión. Los fieles ya han
arreglado la sagrada imagen con centenares de orquídeas donadas por
la feligresía. La procesión se iniciará después de las 7 de la
noche y, una vez que haya salido de Santa Teresa partirá por las avenidas
Lecuna y Baralt hasta la esquina de San Pablo, para retornar de
nuevo a la Basílica. Y como todos los años, cada Miércoles Santo,
los fieles se dirigirán a la Basílica de Santa Teresa para venerar
al Nazareno de San Pablo, muchos de ellos vestidos de morado. Son
los penitentes pagando sus promesas. Este es uno de los actos de fe
más multitudinarios que se realizan en Venezuela.
Esta tradición comenzó con una
terrible epidemia de viruela que ocasionó un gran número de
muertos. Los pobladores de la ciudad rogaban a San Pablo El Ermitaño que
intercediera por ellos y como agradecimiento al Santo por haber
escuchado sus oraciones, el Concejo Municipal ordenó la construcción de
una capilla en su honor donde celebrar su fiesta el 15 de enero de
1580.
Lamentablemente esta capilla
quedó destruida durante el terremoto de 1641 y hubo que ser
reconstruida. Esta nueva capilla fue reinaugurada en 1666 y estaba
realizada de una sola nave con su campanario. El altar mayor fue
consagrado al Santísimo Sacramento y luego se dedicaron altares a San
Pablo El Ermitaño, a Nuestra Señora de Copacabana, Nuestra Señora
de la Caridad, Nuestra Señora del Carmen, La Santísima Trinidad,
Las Benditas Animas del Purgatorio, Nuestro Señor Crucificado y
Jesús Nazareno .
Entre los años 1870 y 1880, el
General Antonio Guzmán Blanco, dentro de los trabajos de
remodelación que realizó a la ciudad, mandó a destruir la capilla y en su
terreno se construyó el Teatro Nacional. La esposa del General, Ana
Teresa de Guzmán Blanco sufrió mucho la pérdida de la capilla, hecho que
le causó una gran tristeza por lo que el General Guzmán ordenó
construir una basílica, la cual lleva el nombre de su esposa: Santa Ana y
Santa Teresa, la cual fue inaugurada en 1876. Sin embargo no fue
hasta el 27 de abril de 1880 cuando realmente fue inaugurada,
cuando se trasladó la imagen del Nazareno.
Esta es una imagen de Jesús con
la cruz a cuestas. Se trata de una talla de madera, cuyo origen no
está claro, aún cuando hay la certeza de que no es americana, pues las
tallas americanas eran realizadas en cedro amargo y esta
espectacular talla está realizada en pino, quizá pino de Flandes. Se le
atribuye ser sevillana, del siglo XVII, probablemente de Felipe
Ribas. Fue consagrada por Fray González de Acuña. Todas las imágenes y
los objetos de culto que pertenecían a la Capilla de San Pablo
fueron llevados a la Basílica de Santa Teresa. Desde entonces el pueblo le hace
promesas al Nazareno de San Pablo a cambio de sus favores, de sus
milagros, su misericordia, su perdón... y le paga acompañándolo en una
procesión que dura de 3 a 4 horas, cada miércoles Santos, a partir
de las 7 de la noche. Es un evento para no olvidar: la belleza de la
imagen, la fe de los asistentes, los penitentes, la Basílica. Y, si
es católico, recuerde solicitar sus tres gracias espirituales al Señor
cada vez que conozca una nueva iglesia.
Al menos cinco mil orquídeas
adornaran esta Semana Santa al Nazareno de San Pablo, una tradición
que data desde hace más de 300 años. Los pasos iniciales son sacar al
Nazareno de la caja de cristal desde donde el resto del año reposa
y atiende peticiones. Paralelamente los devotos de la Sociedad del
Nazareno de San Pablo seleccionan y acondicionan las miles de
orquídeas que adornan a Dios hijo. Las hay blancas, amarillas,
anaranjadas y la emblemática morada en sus diversas tonalidades.
Cada una va colocada en un pequeño recipiente en forma cilíndrica que
contiene agua y que se prolonga de manera puntiaguda en uno de sus
extremos, usado para sujetar las flores tanto a un arco que le sirve de
respaldo al Nazareno, como a otros adornos que engalanan la talla.
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